LA NIEBLA
La
niebla cubre en parte el territorio,
es
como un alma atascada entre dos mundos,
como
una nube que se desplaza a su antojo.
La
sientes húmeda, fría, también espesa
y
escurridiza, su condensación penetra y moja.
Transfiere
entre los dedos,
se
ciñe al cuerpo como un cinturón,
sin
pegarse a él, y pasa también.
Corrompe,
empaña, confunde, el sentido de la visión,
aunque
el Sol se haga su amigo, sigue pegada a la superficie,
tarda
algunas horas en disiparse.
Ella
reposa y repasa todo lentamente,
cuando
no hay movimiento de aire,
es
compacta, densa, persistente,
una
vez templada, desaparece.
©Isabel Canales
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