Acto de Inauguración del Curso 2018-2019. La Línea de la Concepción.
Me llamo Tombuctú,
vengo de Mali,
de una tierra sin agua,
donde el sol y las
sombras
juegan una partida
interminable.
Ninguno vence nunca,
los dos se necesitan
para dar forma y
aliento
a un paisaje sin
pájaros,
sin nombres que lo
habiten
ni bestias que lo
domen.
Me llamo Tombuctú,
vengo de Mali,
he atravesado mundos
sin árboles ni risas,
vengo de la esperanza
a la tragedia,
de las noches de
estrellas
a los días sin alma.
Me llamo Tombuctú,
vengo de Mali,
era pastor de cabras,
mas la falta de lluvia
y el siroco
me las mataron.
Esto me empujó a andar,
desde entonces no paro,
la planta de mis pies
son mis zapatos,
una dura corteza
como la piel de un
elefante.
Y después de mil días
navegando en la arena
una valla de odio
trenzada con espinos
no me deja avanzar,
está para decirme
que para mí no existen
derechos ni justicia.
Cuando llega la noche
me pierdo en los
recuerdos
mirando el firmamento,
que parece gritarme
que no soy una persona.
He olvidado mi nombre,
mi historia, mis
raíces,
y no puedo avanzar
para cumplir mis
sueños,
para vivir sin miedos,
para poder comer
sin tierra entre mis
manos,
para poder bañarme cada
día…
Si no puedo volver
y no puedo avanzar
solo cabe esperar la
muerte
en medio de algún mar
que es una daga.
Tanto desear el
infinito
y ahora este me acecha
con sus garras de sal
y su frío sin horas,
quiere beber la sangre
de este vencido
apátrida,
al que el mundo no ve
porque no vale nada….
Soy un roto cristal
herido de abandono,
ni tan siguiera tengo
derecho a la añoranza.
Ramón Luque Sánchez
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