Es
conocido por todos que el cine, si quiere producir un buen producto
que dar al público, precisa de uno de sus géneros literarios, los
guiones. Y son muchos los autores y directores que los escriben para
la gran pantalla, por ejemplo en España tenemos casos hoy día muy
conocidos como Almodóvar, Alberto Rodríguez, Amenábar… sin
embargo, la necesidad de historias que precisa el séptimo arte
provoca tener que tirar de otros géneros literarios para satisfacer
su demanda, algo que parece lícito, pero que supondrá tener que
adaptar la obra a las exigencias que impone una proyección
cinematográfica Y exactamente es ahí, en esas adaptaciones, donde
encontramos opiniones para todos los gustos y que nos llevan a pensar
si, tal vez, la industria cinematográfica hace flaco favor a la
literatura o todo lo contrario. Hoy día es imposible no dar por
hecho que un best sellers no termine en la gran pantalla. Ahora bien,
¿enriquece el formato fílmico a la obra literaria no escrita
exclusivamente para el cine o solo beneficia a éste?
Es
obvio que gracias a este medio audiovisual se darán a conocer
mundialmente novelas, obras teatrales…, sin embargo, no podemos
eludir que el cine nos da su versión, no la que el escritor idea o
el lector recrea. Posiblemente he expuesto suficientes argumentos
para sembrar dudas o bien inclinarse en un sentido u otro de la
pregunta que formulo como título del texto. Con todo, quiero
expresar mi más profundo respeto y admiración por ambas disciplinas
y el gran placer que experimento cuando las disfruto en perfecta
conexión.
©2017 M. Carmen
Rubio Bethancourt
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