Comenzamos
nuestro encuentro con el minuto de silencio, necesario tras la pugna con el
ordenador. Seguidamente nuestro compañero Ramón Luque Sánchez nos presentó su
poemario La soledad del héroe. Tras
una breve introducción a modo de capítulo gratulatorio, nos habló de su
particular proceso de elaboración, donde la emoción aderezada jugó un papel muy importante, subrayando que
no era autobiográfico, sino el resultado de unos momentos de lucidez reflejados
y convertidos en poemas. Terminó con la lectura de los seleccionados por su
parte que fueron seguidos con interés.
A
continuación intervino el Profesor Hernández Guerrero. Rescató y utilizó la
máxima vita est motus como definición
de vivir: moverse, el síntoma que nos
revela que seguimos creciendo. Es este el objetivo de nuestro Club de Letras,
mejorar la calidad de la lectura, la
escritura y la vida. Escribir y leer,
subrayó, es resolver problemas. Si
queremos mejorar, añadió, debemos buscar
hasta encontrar espacio y tiempo para leer crítica y placenteramente. Por
lo que sugirió escribir todos los días, ampliando y reforzando nuestro contacto
vía on line, lo que redundaría en nuestro bienestar. También señaló el análisis
y la reflexión sobre los textos que recibimos, más que nada por un principio
fundamental: porque somos muy exigentes y
tenemos que cometer errores, recordando la
frase, lo bien hecho merece ser mal hecho. Cerró su intervención con la
propuesta de asistencia al Primer Encuentro Interdisciplinar sobre el Bienestar
que tendrá lugar los días 14, 15 y 16 de abril, que reunirá a más de treinta
especialistas de todas las ramas, de todas las ciencias. Insistió en la obligación ética de buscar la felicidad.
Seguidamente
entramos en el apartado del discurso persuasivo y la importancia de ver y de
ser visto, de mirar y ser mirado. El Profesor Hernández Guerrero, brevemente,
aludió a nuestra condición de mirones,
pues olemos, gustamos, tocamos y escuchamos con la vista. Como ejercicio reprodujo
unos videos sin sonido, a fin de interpretar todo lo anterior. Sugirió hacerlo
con nosotros mismos, para darnos cuenta de que no nos conocemos aunque nos
hayamos visto en fotos, porque todos los días cambiamos. Retomó el tema del
discurso para advertir que hablar en público es revelador y peligroso. El objetivo, indicó, es
esforzarnos para descubrir la imagen más acorde de interpretar y concebir la
vida. Porque somos personas y personajes y si nos ponemos dogmáticos y
categóricos se confunden más los mensajes. Si el discurso no responde a las
preguntas del destinatario no sirve, concluyó. Como ejemplo refirió las
pausas en la radio, que pese a lo contrario pueden resultar muy reveladoras.
Aludió a la timidez, aconsejando combatirla con la humildad. Tenemos fluidez cuando el auditorio es
amable. Si es adverso nos defendemos cerrando los sentidos, evitando que salga
la palabra. Terminó con el reconocimiento de nosotros mismos: somos pobres y débiles, ¿y qué?
Ejercicios:
Escribir
sobre el espacio o los espacios, más o menos diez renglones.
Escribir
textos de tema libre y un máximo de 24 o 25 líneas para enviarlos on line.
La noche, fría por el desplome mercurial propio de la
estación, nos regaló la postal oscura y silenciosa del Parque Genovés, misterioso
y fascinante a estas horas.
Adelaida Bordés Benítez
No hay comentarios:
Publicar un comentario