Lucidez
¿Cómo he podido llegar a semejante lucidez a tan corta
edad? decía para sí Teresa Valportillo. A sus trece años había conseguido
eludir la locura en la que parecían flotar las neuronas de sus mayores. El
mundo se había vuelto loco, así lo apreciaba a diario en los informativos de la
radio y la TV, y así lo certificaban las continuas presiones de sus padres para
llevarla a su terreno de estúpidas convenciones sociales en su pequeña aldea de
la provincia de Zamora. Con tan solo trece años, iluminada por una lucidez que
a ella misma sorprendía, ya tenía programado pulcramente el resto de su vida. Por
supuesto, bien lejos de tanta mediocridad. Solo quedaba un escollo por salvar,
llegar hasta quien iba a sacarla de allí, aprovechar un descuido de sus padres
para conseguir escurrirse entre los guardaespaldas y alcanzar a su futuro
marido, su bien amado Justin Bieber.
Antonio Díaz González
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