Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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martes, 4 de abril de 2017

Un autor para la eternidad


“Eloísa está debajo de un almendro”. Era el libro que sostenía entre sus manos. No era la primera vez que lo leía, como al chico o chica que le gustan las canciones o poemas que incluyen su nombre, ella estaba encantada de que un autor tan importante como Jardiel Poncela, hubiera escrito una novela en la que rezaba su propio nombre en el título.

Una noche, entre sueños y entre las sombras que provocaban a medias entre la oscuridad de la habitación y las farolas de la calle, distinguió una figura que no reconocía. Al principio creyó que era su padre, incluso se dirigió a él con preocupación: ¿pasa algo papá?, ¿Qué haces en mi habitación y a oscuras? Pero al no recibir respuesta, la preocupación se tornó en miedo. Alguien había conseguido colarse en la casa y ahora estaba allí, en su alcoba. A tientas encendió la luz y cogió las gafas de la mesa de noche, no había nadie, se quitó las gafas y volvió a apagar la luz.

Volvió a mirar y allí estaba de nuevo, la sombra se le acercó y como una niña asustada se recogió en modo fetal junto a la cabecera de la cama. Se le acercó más y el miedo pasó a ser asombro, entonces, su mente se negaba a reconocer lo que veían sus ojos, y con valentía renovada encendió otra vez la luz.

Ahora sí, su autor preferido estaba allí, con un ejemplar de su libro.

Eloísa se despertó del sueño, pero no veía nada, no podía moverse, palpó a su alrededor y comprendió que se encontraba encerrada entre seis paneles de madera. Gritó y gritó, arañó y arañó para poder escapar y no pudo.

Esa mañana, su hermana, bajó al jardín creyéndola desayunando, ya que no estaba en su dormitorio, y algo que nunca antes había estado allí llamó su atención, una losa de piedra bajo el almendro frondoso y centenario, y donde un epitafio en letras doradas rezaba: “Eloísa está debajo de un almendro 1997-2017”.


Carmen Franco

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