No es que no crea en los fantasmas, es que no les hago
hueco en mi cabeza, porque quererse meter, quieren hacerlo. Lo necesitan,
porque si no ¿cómo existirían? Algunos vienen de fuera otros de dentro.
Inconsistentes. Traslúcidos, gruñones, resbaladizos, ocultos, pero de insistente
presencia. Tal vez, gruñones por tu ignorancia. Supongo que tienen que ver con
la fantasía, de ahí su nombre ¿comprendes?
Sé que me
asustaba la oscuridad de pequeña, más por los posibles sustos que por otra razón;
que mi tata hablaba con su madre por las
noches como si estuviera viva; que mi amiga me dice –calla, no hables de los
muertos que te aparecerán por la noche-. Incluso, cuando tuve mis desvelos
después del divorcio, cuando empecé a dormir sola, yo misma me reprendía
diciéndome: ¿Qué haces, pendiente del manillar de la puerta? Anda déjate de
tanta pamplina y piensa en los buenos momentos del día.
Josefina Núñez
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