Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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miércoles, 13 de mayo de 2020

ULISES


Stamnos de Vulci decorado con el episodio de la Odisea de Ulises y las Sirenas  (S. VI a.C.)


ULISES

Háblame, Ulises, varón de multiforme ingenio, mentiroso y arrogante como un dios. Cuéntame, -que no frene tu lengua ningún muerto-, tu larguísimo peregrinar. Háblame, Ulises, de tu odisea alrededor del universo. Viaje inútil el tuyo, pero imprescindible para tu gloria inmortal. Antes de comenzar el periplo, ya sabías que el mundo residía en tu alma. Fue tu bravo corazón el que ideó el barco y el camino y te empujó al mar. El mar eres tú también, Ulises, es otra parte de ti, lleno de furia y de peligrosas contradicciones y angustias, como tu ambición. Tal vez el miedo te hizo dudar, pero tus ansias de fama pudieron más que tus reservas ante la soledad y el silencio que te acompañarían. El resto de la humanidad no importa cuando se trata de enfrentarse y vencer en esa lucha contra el enemigo incierto que es la conciencia de los hombres.

Háblame, Ulises, de los misterios que has desvelado, descríbeme esa epopeya que encierra cada suspiro. Relátame, aunque sea con versos, intrépido viajante, tu infinito navegar hasta el fondo del misterio. Háblame del insomnio que te atormentó bajo el cielo estrellado, enumérame las tormentas de ira y rencor que te acongojaron el corazón. Tal vez, si hubieras llorado, este viaje en busca de la patria, habría sido más breve y placentero. Ya sabes que las lágrimas ablandan la razón, entonces vemos más lejos y con más claridad, porque nos guía la intuición y el hambre de amor, mas tú solo te quieres a ti mismo, Ulises, el solitario.
Pero los héroes no lloran, solo por eso nunca llegaste a Ítaca. Allí donde desembarcaste eras un extraño, no era la tierra que te vio nacer y te amamantó, ni tú te reconociste sobre el antiguo trono de tus antepasados. Tu esposa, Penélope, no era la mujer que dejaste y tu hijo te confundió con un extraño  Y es que las patrias, Ulises, están dentro de nosotros, van con nosotros y nos modelan el alma y el corazón. Las patrias son los recuerdos, Ulises, y tú renunciaste a ellos en pos de la inmortalidad. Tampoco yo te reconozco, eterno viajero de mi inquietud y de mis miedos, que insistes, un día tras otro, en arrojarme al mar del olvido, donde las olas, siempre, te arrastran hacia la infelicidad. 

                                                                                                    Ramón Luque Sánchez


1 comentario:

Francisco Herrera dijo...

Ramon, magnifico el poema y tu fabula sobre Ulises.

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