Desafíos universitarios/6
RECONOZCO que la
carencia de información científica y tecnológica que padecemos muchos de los
que nos dedicamos a las Ciencias Humanas puede ser grave en la situación
actual. A pesar de que, en la teoría, aceptamos que la ciencia y la tecnología
constituyen unos factores fundamentales de la vida humana individual y
colectiva, hemos de confesar que, en nuestros planes de estudio de Humanidades,
existe un notable déficit de "cultura científica" que, insisto,
configura los pilares que sostienen el progreso material de nuestra sociedad
contemporánea.
Mientras que no seamos
conscientes de que los conocimientos filosóficos, históricos, lingüísticos y
literarios están afectados por consideraciones científicas y técnicas,
correremos el riesgo de seguir practicando las Ciencias Humanas como la
"lectura mágica" que practicaban aquellos egipcios antiguos que
profesaban la fe en la omnipotencia de las palabras. A veces también nosotros estamos
convencidos como ellos de que el lenguaje humano posee unos poderes mágicos que
no somos capaces de medir ni de controlar plenamente.
En el momento actual,
hemos de partir del supuesto fundamental de que las ciencias y las artes, los
números y las letras, la filosofía y la biología, la historia y la genética, la
literatura y la física, la psicología y la neurología no son vías opuestas del
conocimiento humano sino unos caminos convergentes que conducen, sin llegar
nunca a alcanzarlo, al núcleo profundo de los problemas complejos que nos
plantean la vida, la enfermedad, la salud, el dolor, el sufrimiento, el
bienestar, el malestar, la vida y la muerte de cada uno de nosotros. Los
cultivadores de las Ciencias Humanas hemos de aceptar que necesitamos de la ayuda
de las Ciencias Exactas y las de la Naturaleza para atravesar esos densos
senderos hacia el conocimiento. Por supuesto que no se trata de que los
dedicados a la investigación y a la enseñanza de la Filosofía, de la Lengua, de
la Historia, del Derecho, de la Pedagogía o de la Psicología lleguemos a poseer
unos conocimientos científicos avanzados pero sí que, al menos, nos decidamos a
mirar por encima de nuestras fronteras para conocer la existencia y el
funcionamiento de otros lenguajes. Esos conocimientos nos permitirán adquirir
una visión más amplia y una comprensión más completa de esos comportamientos
humanos que tratamos de explicar.
José Antonio Hernández Guerrero
Artículo publicado en Diario de Cádiz:
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