Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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domingo, 22 de abril de 2018

Plaza de Mina

                          

Foto de la plaza de de Espoz y Mina, Cádiz. La imagen está tomada a principios del siglo XX, 
pocos años después de la fecha a la que alude el texto.
Fuente:  https://cadizspain.wordpress.com/tag/fotos-antiguas-de-cadiz/page/10/

Las señoras, adecuadamente engalanadas, acompañadas de sus esposos, saludaban corteses a los conocidos, mientras pequeñas pandillas de chiquillos correteaban entre el gentío empujando enormes aros de madera, saltando a la comba, o deleitándose relamiendo los barquillos y pirulís de la Habana, pregonados desde los puestos ambulantes.

Había grupos de militares vestidos de gala, hombres de negocios con aspecto serio e impecable, muchachas elegantes de la burguesía paseando en pequeños grupos que, se mostraban seguras y atractivas ante la mirada de los caballeros más jóvenes; cigarreras de la fábrica de tabacos exhibiendo su desparpajo y descaro, sin arrugarse al paso de las señoritas de buena familia, trabajadores del muelle sacados de contexto enfundados de domingo, armadores de las navieras más conocidas, cuyas señoras, lucían los últimos modelitos de París, afincados banqueros de la localidad con sus aires aristocráticos, bodegueros de las puertas de tierra, capataces con imponentes guayaberas blancas fumando sus enormes puros de Filipinas, chicucos de los almacenes con los ojos muy abiertos, niñeras que empujaban carritos a dos pasos de sus señoras, políticos del ayuntamiento que rondaban con disimulo a los hombres de negocios, soldados y marineros acompañando a las marmotas, clérigos con sotana en actitud paternal, comerciantes prósperos de efectos navales mezclados entre el gentío, vendedores de la plaza de abastos, funcionarios de la aduana saludados a cada paso, tampoco faltó el grupo de ingenieros y directivos de los negocios más prestigiosos: la Compañía Ibérica de Redes Telefónicas, la Compañía de Ferrocarriles Andaluces y el Dique de Matagorda de la compañía Trasatlántica. Y como no; esa mañana también se citaron un sin fin de mariscadores caleteros y de Puntales pregonando los camarones y las moras o bocas de la Isla. Todo Cádiz sin excepción estaba allí como tantas veces, y esa mañana también. No en vano, había concierto de la banda de música de infantería de marina, lo que era un acontecimiento de primer orden en la ciudad. Tampoco faltaron a la cita, el agradable calor del mediodía y el viento de levante tan gaditano como todos los que más.


   Manuel Bellido Milla.

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