Fuente
de la imagen: Real Instituto Elcano.
A estas alturas, parece bastante claro que el
liderazgo del mundo está cambiando, la cuestión que se plantea es si está
cambiando el líder o, si es el actual modelo de liderazgo lo que está en entredicho.
Puede que, en esta cuestión residan algunas de las respuestas sobre el porqué
de la irrupción de Trump en la Casa Blanca.
En cualquier caso, un cambio de modelo o de sistema,
no es cosa que, de producirse, se resuelva en unos años y que no vaya a quedar
exenta de fuertes tensiones y consecuencias a nivel global, lo que también
ocurriría si el que cambia es solo el líder, pues, el desplazamiento de la
geoestrategia hacia las apetencias de ese nuevo líder, condicionaría, y mucho,
las relaciones internacionales y regionales en su más amplio sentido. Es el
caso de la importantísima iniciativa china denominada la “Nueva Ruta de la
Seda” y, la posición que respecto a ella están tomando o van a tomar Rusia y
los EEUU, sin ir más lejos.
Parece evidente que China se está apoyando en el
sistema liberal actual, como estrategia de ascenso a la posición de nuevo líder
mundial, es, por otra parte prudente y razonable, lo que entronca directamente
con su antigua tradición cultural, otra cosa, es lo que suceda una vez que
China se consolide como líder, si es que eso ocurre y, tengo la impresión que, llegado
el caso, los chinos necesitarían adoptar nuevas reglas del juego comercial,
mucho más acordes con sus intereses geopolíticos y su acceso a las materias
primas y las fuentes de energía, incluidas las tecnológicas.
Tal vez, la alternativa a la llegada de un nuevo
líder, pase por reinventar desde occidente el propio sistema que naciera en
Europa y los EEUU en la época de Adams Smith; sistema, el liberal, que en su
concepción actual bien parece quedar más cerca de lo insostenible que de lo
sostenible y, quizá, esa reinvención pueda llegar de parte de aquel viejo lema que
nos enseñaba la Programación Neurolingüística: El mapa no es el territorio, aunque aquel sea una representación de
este y, aplicarlo a nuestro máximo indicador que como mapa determina todos los
movimientos de la economía: el dinero. El dinero no es la economía, podríamos
decir parafraseando al lema de la PNL.
Tal vez, la reinvención del sistema con el que
occidente podría seguir liderando el orden mundial, deba obedecer a criterios
menos macroeconómicos y más microeconómicos o de cercanía, de población, de
distribución de bienes, de aprovechamiento total del talento allá donde esté,
de la generación de oportunidades, de la creación de servicios útiles y tangibles,
y de efectiva economía de recursos sin provocar su agotamiento, y puede que
también, ayudase un poco si fuéramos capaces de acotar a términos más
razonables, el gigante de la especulación: excesiva, extendida e incrustada en
este viejo sistema que sin saber bien desde cuando, parece como algo estancado
en una especie de híper materialismo del que necesita salir para no perecer.
En fin, renovarse o morir.
Manuel Bellido Milla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario