SOÑAR, MORIR
Te asiste a mis piernas
de fragua con una fuerza inusitada mientras sentada, apuraba los últimos versos
del día...
Nada preguntaste...
Sentí que todo tu amor
de siglos querías concentrar en ese abrazo postrero mientras, inanimada,
conversaba con la otra vida que a instantes regresaba a mis caderas...
Tu sueño fue tan
profundo que al deslizarme entre las sábanas fue la muerte a quien encontré
respirando lentamente... lentamente... lentamente.
© Maritxé Abad i Bueno
CARTAS
Te leí una y mil veces
las cartas de amor, esas mismas que escribiste en un invierno de estrellas
sobre mi espalda con el grana de tu sangre... Fue la misma que brotaba de tu
cuello después de que clavara la daga del olvido su afilada hoja vestida de
jazmines... No la viste llegar...
Aún gotea en mis labios
el carmesí sabor frenético...
Mi espalda, vaga
tatuada en las avenidas gélidas del pueblo fantasma que habitamos.
La búsqueda de la
amistad, continúa.
Neones taciturnos
bosquejan un roce vertical de nuestras manos.
¿Quien osará sonreír
primero?
© Maritxé Abad i Bueno
SOMBRAS
No existe corazón en tu
pedido:
impávido marcas las
horas
que pétreas permanecen
en tu pecho de sal y
ausencias.
A ciegas me pretendes
cuando soy visibilidad
en el lecho de la
roca...
Y trasciendo en océano
cuando equilibrio total
silencios y sombras.
© Maritxé Abad i Bueno
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Y un suspiro nació en la tarde
fría y borrascosa.
Huyeron hacia tierra las nubes aplomadas
al paso de mi ventana.
y al fín, allí, estabas tu
placida con tu sonrisa enamorada.
Gracias Maritxé por despertar en mí la inspiración que me acercó en la tarde a la persona más cercana
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