Imagen e Internet
Una
chica normal, como cada día enciende su ordenador para acceder a su cuenta de
algo tan normal para nosotros como es Instagram. Esta manía, este hábito que
tenemos ya por algo diario puede ser muy peligroso. Nuestra chica, llamémosla
María, o Paula, o cualquier nombre que queramos, entra en su cuenta para
encontrar cientos de fotos de famosas y divinas modelos con su delgadez casi
escultural... Es por ello que algunos consideran las redes sociales peligrosas.
La chica asimila la delgadez con belleza y debido a ello empiezan los
problemas. Aparecen nuestros defectos. Esas taras que todos nos vemos a
nosotros mismos. Un retoque aquí o allá. Pero nuestra chica sólo se ve de una
forma, gorda, comparada con las modelos. Nuestra chica empieza a distorsionar
su visión de sí misma, de su propio cuerpo. Empieza a investigar y encuentra en
internet la solución perfecta. “Ser Ana” o “Ser Mía”. Una página
en la que encuentra formas de pérdida rápida de peso. Algo tras lo que
se esconde una cruda realidad, Ana, la Anorexia y Mía, la
Bulimia. Dos enfermedades que afectan en su mayoría a chicas, como la que
accedió a su cuenta en Instagram, como la que ve a las modelos como la
manifestación de la belleza, como la que se siente gorda pese a que tiene un
cuerpo bonito. Enfermedades que hoy día afecta a niñas cada vez más jóvenes.
Según un estudio sabemos que afecta a chicas de entre los trece y catorce años
en sus edades más tempranas pero también afecta a chicos aunque en minoría y
sobre todo en edades comprendidas en la adolescencia. Edades muy sensibles.
Pero un alto porcentaje de enfermos de Bulimia y Anorexia superan la
enfermedad. La recuperación es un proceso largo, se calcula que entre cuatro y
cinco años. Hay salida pero enfermedades tan difíciles no terminan nunca. Hay
una parte interna que siempre permanece. Enfermedades que, por desgracia, sólo
perjudican a una pobre chica que accedió a Instagram.
Ana
María Iglesias Méndez.
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