Maquis, muerte en la madrugada
Malagón al Sur y entre matas.
El frío helaba la respiración
y las cuatro sombras furtivas
buscaban algo de comida y calor.
La puerta entreabierta y sin luz
invitaba a entrar al convenio,
dejando al miedo en el trasluz,
de guarda, bailándole al fuego.
Les recibe el fiel alevoso
con pan, tocino y café,
y deja descansar al cielo
hasta que encienda el quinqués:
“Las estrellas son de tierra,
los luceros..., de las niñas,
la muerte del más allá
y la suerte entre la piña”
Ocho brazos arrastraban vida
y seis pies buscan espesura,
son estruendos los que alumbran,
en cruz, a un alma en penumbra.
Era roja y negra la noche
y con capa verde la luna,
que reciben a la mañana morada
y fallecida en el porche.
El rocío frío sobre la muerte
y la muerte en lágrimas heladas
del infausto que prono yace s
obre piedras garabateadas:
“No me mata el guardia que ama como yo a España, ¡mata España... con balas de sangre que hieren a hijos que en ideas difieren!”.
INSPIRADO EN UN HECHO REAL EN MI PUEBLO. TRATA DEL TIEMPO DE LOS MAQUIS. EN EL MONTE GUARDABAN SU VIDA DE LA TRAICIÓN Y LA MUERTE. LOS ENFRENTAMIENTOS CON LA GUARDIA CIVIL ERAN CONTÍNUOS, MUCHOS CAÍAN EN TRAMPAS TENDIDAS POR CORTIJEROS, O VENDIDOS POR SUS PROPIOS COMPAÑEROS.
En recuerdo de Alfonso Vera Pro, maquis, que para salvar su vida huyó a Tánger y ya con la democracia volvió a Algeciras para morir en su Campo de Gibraltar. Relata uno de los hechos que llegó a vivir y que me contó, donde murió uno de sus compañeros en enfrentamiento con la Guardia Civil.
Cristóbal Moreno Romero 10-03-2016
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