Junio y aún primavera
Entre el naranjo y el limonero, la
fuente
un
jazmín embaucador, da sombra
que nos obsequia con sus suaves
aromas
envolviéndonos e invitando a soñar,
haciendo de sombrero de la pérgola.
Sin querer desmerecer, aparece cada verano
al otro lado del jardín una potente
dama de noche
ella huésped invitada, nos embriaga
con su perfume,
un embrujo de Tita o Marilyn de los
sesenta
y llegado el otoño, hallamos sus
pendientes en el suelo.
Las paredes son vigilantes abiertos,
dan a otros patios, donde apenas
hay sonidos
son espacios, casi desocupados,
tristes
jardines verdes buscando el agua
salvadora
y es que allí donde no hay flores,
no hay vida.
El resto de las plantas son
acompañantes fieles,
en primavera sus colores nos
envuelven
a pesar de las intrusas yerbas
silvestres
que usurpan, chupan tierra y agua
en un cortejo de acólitos
indeseados.
La piscina nos da un resplandor
necesario,
sus aguas refrescan las altas
temperaturas del estío,
inventado un lugar mas agradable.
pudiéndose evitar el calor de
mediodía
disfrutándola como nuestro pequeño
mar
Esa paz y silencios que, se
disfruta en nuestro jardín
acompañados de la dulce sinfonía de pájaros
permite que se pueda pensar. Leer,
escribir y hasta soñar
si no fuera porque esto a veces se
ve impregnado,
de noticias que a diario enturbian
mi paz y amargan mi té.
Francisco Herrera López
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