Club de Letras UCA (Cádiz, Jerez de la Frontera y Algeciras)
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lunes, 6 de abril de 2020

Ulises confinado (5)




COMENTARIO A “ODISEA”

Había disfrutado con vivacidad del programa “imprescindibles” sobre la vida y obra de Emilio Lledó, filósofo y hombre relevante que focaliza la literatura clásica como medio útil para entender el mundo y mejorarlo.  Entre muchas definiciones etimológicas que mencionó, aclaraciones de textos como el de la caverna de Platón, y destacó al héroe de Ulises. Agucé el oído aún más porque hacía un rato que había escrito sobre él en uno de mis relatos. ¡Qué coincidencia! Resaltó en el programa televisivo la mitológica elección de un hombre que por primera vez pudo elegir entre la inmortalidad de los dioses, quedándose en la gruta con la hija de Zeus y, la finitud humana, cuyo valor absoluto contiene el amor a Penélope, a su tierra y a sus frutos.

Por otra parte, he de confesar que durante mi estancia en la residencia de Torretavira, -último año con tal fin, hoy conservatorio- había una escueta biblioteca, de la cual me llevé como recuerdo y con la intención de leer dos libros de la literatura clásica. Los que me llamaron la atención y la intención, por su parecido físico ya que eran de la misma editorial, forma y tamaño y, por su renombrada importancia. Estaban protegidos por un forro transparente muy esmerado. Seguramente hecho por una de las monjas “Hija de la Caridad”, a las que llamamos indistintamente “Hermana”. Por supuesto los leí y los disfruté con asombro porque tenían una belleza especial y unas enseñanzas aún vigentes. Tanto la Ilíada como la Odisea fueron libros alumbradores de reflexión y de disfrute espiritual.

Dicho esto,  aparece esta otra coincidencia: una solicitud, una propuesta de observación y reflexión hacia el texto con el que se inicia la Odisea. Lo que aumenta la coincidencia.

 ¡Cómo empieza “La Odisea”! Lo había olvidado. Cuánta fuerza invitadora de conocer en un primer párrafo. Pocos inicios retengo como grandes obras. Ahí está “En un lugar de la Mancha…” o “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…” “Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a un persona grande.” Me hago el propósito de retener éste. Merece la pena.

El canto I de “La Odisea” empieza con una petición, un ruego. “Hablame” ¿Quién está interesado en conocer tan especial hombre? “Cuéntanos” tal vez sean varios los que realizan la petición en boca de uno. Yo también quiero saberlo. Me contagia la curiosidad. Este Ulises ha de ser especial porque los dioses lo retienen en su memoria.  Se deduce que el solicitante es de la casa de los dioses. Merecerá la pena acercase a su historia. Parece importante.

Nace un deseo de volver a revivir lo que sintió la primera vez que escuchó su historia. Conocía de sus actos u aventuras. Es el deseo de volver a sentir lo que ya sintió, aumentado por la espera de ser contado nuevamente.

¿Y qué había sentido este solicitante para desear volver a escuchar la historia de Ulises?

Nace el deseo de volver a experimentar el pulso del asombro ante la diferencia con su mundo. La mente se abre. A través de Ulises el solicitante de la historia es capaz de aprehender la naturaleza humana. A través de sus actos es capaz de comprender los aspectos singulares e identitarios del ser humano. Y produce en él, una abertura del pensamiento hacia las semejanzas y diferencias de los “Hombres” con los dioses. (Incluso la distinción con el mundo animal.

Por otra parte, el solicitante desea volver a experimentar un pulso de la experiencia del riesgo, la heroicidad, el juego con la muerte, del amor. A través del salto de la imaginación. Ella es capaz de hacer vivir en el que escucha la historia con avidez y deseo, lo que Ulises vive, siente, y  experimenta. Acercarse a Ulises es acercarse a sensaciones, pensamientos y acciones. Es experimentar a vida, como si él las ejecutara al oírlas. O sea, saber los detalles de sus aventuras; hacerlo cercano a través del relato con la imaginación, posibilita acomodar y ajustar la experiencia de Ulises a las propias necesidades. La imaginación es la impulsora del sentir vital que proviene de lo externo, en este caso, la palabra, que llena huecos, con la activación del pulso interno.

¿Y qué pudo sentir detrás de la acción?¿cuáles son las cualidades del ser humano? ¿qué es la vida que se aprecia más que la eternidad?

Ulises era un hombre y reaccionaba como tal. Por sus actos se le conocía. Inteligente y adaptativo

Fue capaz de ordenar e intervenir en lo que era malo para su pueblo destruyendo Troya. Peregrinó, fue errante y conoció la pérdida de destino, abandonándose a las circunstancias; comprendió la diversidad de costumbres y seres humanos; se expuso a los peligros del mar; liberó a sus compañeros, los ayudó, aunque no pudo evitar que perecieran por su propia insensatez, falta de prudencia, de razón, o buen juicio. Deseaba volver porque conocía el amor y la lealtad a su pueblo… todas estos elementos constitutivos del ser humano asombraban al solicitante de la historia, los hacía desear, y empujaba a su imaginación a poderlos vivir –o acercarse al pulso de la vida-, a través de las palabras.

La creencia de la existencia de un orden superior, cosmo, Dios, o dioses, define el valor de la trascendencia. Los dioses le instaron –decretaron- a que siguiera cumpliendo con su trabajo, con su deber en su patria.

Neptuno se sintió ofendido con Ulises por rechazar el máximo de los regalos: la eternidad o tal vez porque no tiene la opción de elegir y poder conocer la vida terrenal... mientras que los demás dioses lo compadecieron. También los lectores nos acercamos al conocimiento de la cultura mitológica a través de las actitudes de los dioses. Les adjudicamos sentimientos humanos.

En conclusión, este texto despierta el pensamiento en el lector y conmueve. Indagar en las aspiraciones y esencia del ser humano es un enigma, al cual nos podemos aproximar por los actos que realizamos y la coherencia con sus creencias. El deseo, es sentirse vivo. En él se incluye la curiosidad, el asombro, el aprendizaje, la empatía, las decisiones, etc. que tanto llama la atención a los dioses porque ellos carecen de la muerte.




             Josefina Núñez Montoya

1 comentario:

Campuscrea dijo...

La meta de todos nuestros recorridos vitales es regresar al punto de partida. Los sucesivos impulsos que experimentamos a lo largo de toda nuestra existencia nos empujan, paradójicamente, para que regresemos al claustro materno, a nuestro primer hogar, a nuestras primeras sensaciones y, en definitiva, al alejamiento del mundo y al silencio, a la quietud y a la desaparición. El regreso de los profetas.

Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente. Génesis
“Del polvo vienes y en polvo te convertirás” ... “Hombre, acuérdate de que polvo eres y que al polvo volverás” (Génesis, Cap. 3, Vers. 19)

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